Durante los primeros 10 años del Siglo 20, el arte de la caricatura entraba a una nueva fase con el desarrollo de la animación. Uno de los más importantes desarrolladores era Max Fleischer, que había sido pionero en el cambo desde una década antes que Walt Disney. Los experimentos de Fleischer dirigieron a unas de las primeras combinaciones entre animación y acción en vivo, desde el año de 1914.
En 1924 presentó el primer corto animado con sonido y le introdujo al mundo la famosa “Pelota Rebotando”. Su interés en ciencia y Tecnología lo dirigieron a producir largometrajes que explicaban las teorías de Darwin y Einstein.
Durante los 30’s Fleischer fue líder en la producción de animación con la creación de la primera protagonista femenina en una caricatura, “Betty Boop”. Su adaptación de “Popeye el Marino” ha sido una de las series animadas más exitosas en la historia del cine.
Pero Max Fleischer era mucho más que un productor de animación, era artista, escritor e inventor con más de 20 patentes de procesos de filmación y animación. Max Fleischer era verdaderamente un hombre renacentista del siglo 20 que comenzó todo con una pluma y tintero.
Max Fleischer creció en la ciudad de Nueva York a finales 1890. Era el segundo de cinco hijos del maestro sastre William Fleischer, cuyos clientes fueron Vanderbilt, Guggenheim y hasta Barnum & Bailey.
Desde una edad temprana, Max mostró talento natural en habilidades técnicas y artísticas. Después de graduarse de la escuela preparatoria, atendió el Cooper Union Institute y la Escuela de Mecánica y Comercialización.
Tenía el sueño de convertirse en Cartonista del periódico “Brooklyn Daily Eagle” donde empezó su carrera trabajando como mandadero ganando 2 dólares por semana. Eventualmente creó sus propias tiras cómicas y luego ganó fama como ilustrador técnico.
El periodo de 1890 a 1914 fue la época de oro de las Caricaturas gracias a la demanda de ilustraciones y caricaturas por Revistas y Periódicos.
Uno de los caricaturistas más importantes de este periodo fue Windsor Mc Cay quien era famoso por “Dreams of a Rarebit fiend” y “Little Nemo in Slumberland”. Las cualidades cinemáticas de los cartones de Mc Cay, parecían ser naturalmente adeptos a la pantalla y en 1911 Mc Cay empezó su serie de caricaturas animadas que inspiraron una industria entera.
John R. Bray era un caricaturista de Detroit que fue atraído a Nueva York. Trabajaba con Fleischer en el “Brooklyn Eagle” cuando vio el primer trabajo de Mc Cay. De inmediato Bray reconoció comercialización potencial para la animación.
Pero como Mc Cay dibujaba todos los escenarios y los personajes, le tomaba casi un año completar sus películas. Esto lo hacía impráctico para distribución comercial. La solución de Bray fue el utilizar sobre posiciones de acetatos, donde figuras animadas eran plasmadas sobre acetatos transparentes y fotografiadas sobre un mismo fondo.
Para 1914 las caricaturas animadas se habían vuelto parte del programa de los cines pero estas caricaturas animadas se veían forzadas y carecían de cualidades de vida. En estos tiempos Max Fleischer era el editor de arte del “Popular Science Magazine”. Él consideraba mejorar las acciones a través de los principios de fotografía y mecánica. El resultado fue el “Rotoscopio” que combinaba la proyección de película sobre una superficie para el análisis de una actuación.
Después de un año proyecto su muestra de caricatura animada que duraba menos de 2 minutos y por primera vez desde los trabajos de Winsor Mc Cay, se había logrado una animación fluida y con características de vida.
Bray ahora tenía un contrato con Paramount y cuando vió la muestra de Fleischer lo contrató para producir “Out of the Inkwell” que empezaría producción en 1919.